Masaje Facial Japonés
Es la técnica de masaje profundo basado en movimientos de fricción, arrastre, amasamiento y estimulación de puntos acupunturales en la región facial.
“Camino hacia la belleza”
Su origen
Se cree que el masaje facial japonés nació en el Japón guerrero. Los samuráis, al parecer, se daban masajes en la cara para calmar la mente después de arduas batallas y potenciar su fuerza interior.
Sin embargo, una emperatriz notó que este tratamiento producía una apariencia luminosa y que, además, calmaba los dolores de cabeza. La soberana se llevó la idea a la casa imperial, y a partir de entonces se puso de moda entre los miembros de la realeza, y las familias nobles y adineradas de Japón.
¿Cómo actua?
Según la filosofía del masaje, en línea con las tradiciones orientales, la Belleza surge del equilibrio perfecto entre la salud física, emocional y espiritual. Las técnicas antiguas y refinadas del masaje facial japonés buscan mantener y restaurar la armonía en estas tres ramas.
El masaje facial se entiende como una forma de estética, pero principalmente de salud. Mejora la circulación sanguínea en rostro, cuello y cabeza, aumentando la capacidad de hidratación de la piel. Atenúa las arrugas, previene la flacidez y frena los signos de envejecimiento. Favorece la eliminación de células muertas de la piel, aportando luminosidad y un aspecto más saludable. Disminuye las manchas faciales. Activa el sistema linfático. Indicado en caso de estrés y ansiedad.
Durante una sesión
El masaje se realiza tumbado sobre una camilla. Se recomienda que se venga sin maquillaje, aunque siempre habrá una preparación del rostro previa al masaje.
Este tipo de masaje puede ser recibido tanto por hombres, como por mujeres y sin ninguna restricción de edad. Es recomendable recibir 7 sesiones como mínimo (salvo excepciones), e idealmente una por semana. La duración de una sesión es de entre 50-60 min.